Que saben los niños de la muerte

Qué saben los niños de la muerte.

Probablemente no tengamos seguridad sobre qué saben los niños de la muerte ni cómo asumen e interiorizan esta situación en sus vidas y en su día a día una vez que este suceso se producen en su entorno más cercano.

Seguramente creemos que los pequeños viven en su mundo, ajenos a todo y sin necesidad de hacerse preguntas ni cuestionarse nada pero realmente en multitud de ocasiones no es así y sobre todo, dependiendo de la edad que tengan, sus dudas y planteamientos serán más o menos intensos.

Este tema es muy habitual en las terapias y actuaciones que llevamos a cabo en nuestra Clínica de Psicología de Ismael Limones, donde padres y pequeños reciben el mejor asesoramiento de cara a trabajar la presencia de la muerte de la forma más natural y menos dañina para los pequeños.

Cómo valorar si lo que saben los niños de la muerte es o no lo apropiado.

Algo que nos debe quedar claro siempre es que es preferible que nuestros hijos reciban respuesta de boca de sus padres preferiblemente a sus dudas acerca de la muerte o las noticias relacionadas con ello por motivos de un fallecimiento en el entorno cercano.

La importancia de este detalle radica en que en ausencia de respuestas concretas, los niños pueden intentar encontrarlas indagando y preguntando en otros ámbitos que propicien informaciones equívocas y distorsionadas que enturbien el concepto de la muerte en nuestros hijos, provocando miedos, angustias o falsas realidades.

Para equilibrar la información que se transmita a los niños acerca de la muerte debemos tener también en cuenta su edad.

  • De esta manera, los niños de hasta 6 años asumen la muerte de forma más mágica, más sobrenatural, confundiendo con facilidad situaciones en las que piensan que el fallecido se encuentra en un estado transitorio del que volverá. Cuidado con potenciarle estos planteamientos irreales.
  • A partir de esa edad y hasta los 10 u 11 años es cuando los pequeños entienden que es una situación irreversible, que puede afectar y llegar a todos, aunque en principio tienden a asociarla a personas de elevada edad o con alguna enfermedad complicada. Debemos ser muy cercanos con ellos en estas situaciones y explicarles la cruda realidad sin entrar en detalles escabrosos que puedan hacerles pensar en exceso en el peligro de morir.
  • De los 12 años en adelante la realidad sobre la muerte entra de lleno en la vida de los preadolescentes y adolescentes. No es recomendable limitar u ocultar información por muy dolorosa que pensemos que puede ser pues antes o después van a enterarse y lo ideal es percibir la cercanía y el apoyo de unos padres en un tema como este.

Para asegurarnos acerca de qué saben los niños de la muerte y si ello es acorde a su edad y a su capacidad de comprensión, en nuestra Clínica de Psicología de Ismael Limones trabajamos cómo transmitir el concepto de esta de forma natural, con calma, e incidiendo en lo bueno que nos han aportado las personas que se han ido tan sólo de forma física, quedando para siempre su cariño, sus enseñanzas y los buenos momentos, que es lo que debemos ayudarles a asociar a la persona que fallece.

Autor: Ismael Limones