La persona según la Terapia Gestalt (Entrevista a Claudio Naranjo)

¿Qué es la persona?

Yo diría que la persona para él es el equivalente al aquí y ahora. No le gustaba mucho destilar que en la persona hay un yo diferente de la experiencia. La persona y su experiencia son la misma cosa. El yo es el campo de la consciencia. El yo es el flujo de la experiencia. Es cierto que escribió un libro que se llama «Ego, Hambre y Agresión» (1942/2007); él usaba la palabra ego en un sentido más ligado a los mecanismos de defensa, a una función de interferencia con el organismo. Tomó más ese sentido de elemento neurótico que el elemento positivo que tomaron los psicólogos del ego, en la psicología inglesa sobre todo (…).

Muchas veces he citado una frase que él dijo en un taller en que también decía algunas cosas en respuesta a las preguntas que le pedía a cada uno que contestara, él dijo: “tengo ojos y no tengo miedo”, y yo muchas veces he dicho que ese es el presupuesto teórico fundamental de la Gestalt.

¿Por qué funciona la Terapia Gestalt?

Porque el terapeuta entiende lo que está pasando y no tiene miedo de actuar según lo que ve. Si ve que el otro está haciendo un juego ridículo consigo mismo, el terapeuta lo ve como en caricatura, desde su salud, y es capaz, por último, de reírse. Ya basta con que lo perciba y tenga la capacidad de exponerlo, eso tiene un efecto transformador, eso crea consciencia. ¿Por qué veía él tanto? Por su propio desarrollo, porque había llegado a cierta realización. Cuando venía gente a verlo trabajar, en el periodo de Esalen, venían de todas partes del país, después empezaron a venir de Europa también, como se viene a ver a un brujo, a un milagrero que hace cosas nunca vistas; se veía que entraba una persona y salía profundamente afectada, con una visión diferente de las cosas, o por lo menos muy conmovida y, así, una y otra vez. En las sesiones psicoanalíticas de aquella época la gente entraba y salía igualita; por mucho que se hablara, había que buscar a ver para qué sirvió la sesión. No era muy claro. Yo tenía mi oficina al lado del «Mental Health Institute», el estamento de salud mental en Washington; estábamos en California pero teníamos oficinas vecinas y estábamos ambos visitando el Instituto de Estudios de la Personalidad. Me decía que había invertido en grandes cantidades de film de sesiones terapéuticas psicoanalíticas buscando los momentos terapéuticos y el resultado fue muy pobre, y eso al lado del trabajo de Fritz, se veía a una distancia tan abismal. Después los gestaltistas han querido reescribir la historia de la Gestalt y han pretendido que Fritz no hacía terapia, cuando estaba en California, una cosa absurda, decían que lo que él hacía eran demostraciones. Como queriendo hacer desaparecer todo lo que hizo, y lo que hizo fue extraordinario. La gente aprendía algo de verlo trabajar. Yo aprendí Gestalt de verlo hacer Gestalt; aprendí de la Gestalt que recibía en mi cuerpo y que lo vi hacer en otros. Después quisieron los que lo sucedieron hacer cursos de Gestalt con mucha teoría, quisieron hablar mucho de Gestalt, pero generalmente perdieron la capacidad de hacer el tipo de Gestalt que hacía Perls.

(Extraído de La Terapia Gestalt y la presencia terapéutica de Fritz Perls: una entrevista a Claudio Naranjo (Ramírez Calderón, 2011; Universitas Psychologica)

 

Autor: Ismael Limones