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¿Cuando debemos acudir a un psicologo infantil?

El ser humano, desde el instante de su nacimiento pasa por diferentes etapas de madurez y crecimiento, que hacen que educar sea una travesía llena de obstáculos. Cuando surgen dificultades con los hijos, algunos padres empiezan a preocuparse y se preguntan ¿Es necesario acudir a un psicólogo infantil o será un problema  del desarrollo que desaparecerá solo?

Antes de desesperarse, debemos tener en cuenta que los niños atraviesan por diferentes fases críticas a lo largo de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 2-3 años muchos pequeños viven una etapa de negativismo y responden con rabietas cuando no satisfacen sus deseos. Con las normas adecuadas y mucha paciencia, esta fase se supera sin mayores complicaciones.

El sistema nervioso del niño no es suficientemente maduro hasta los 7 años aproximadamente. Antes de esa edad, es normal que le resulte difícil concentrar su atención durante mucho tiempo y que haya que repetir una y otra vez algunas órdenes. Además, deberemos tener presente la personalidad y el carácter del pequeño, que lo harán comportarse de manera distinta a los demás.

A veces los comportamientos extraños de los niños radican en los padres que exigen demasiado o sobreprotegen tanto, que no les permiten desarrollar sus habilidades.

Antes de pedir ayuda especializada:

  • Conversa con tu pareja ya que en ocasiones los comportamientos que el niño exhibe contigo no los muestra con los demás. Suele ser una necesidad de llamar la atención o la aplicación de pautas educativas inadecuadas.
  • Habla con la familia y/o la escuela pues son fuentes de información muy útiles.

¿Cuándo solicitar la ayuda de un psicólogo? En general, cuando los comportamientos de tu hijo disten demasiado de las conductas habituales de los niños de su edad.

Debes acudir al psicólogo infantil cuando:

  • Aprecies en el niño un cambio repentino, sin explicación aparente y lo notas triste, apático o muy irritable.
  • Tenga problemas para relacionarse o no tiene amigos.
  • Tiene miedo a estar solo y a menudo le cuesta trabajo conciliar el sueño.
  • Es excesivamente desobediente o presenta difíciles de manejar, como pueden ser la agresividad o un apego excesivo.
  • Tiene problemas en la escuela, le cuesta concentrarse o se aburre a menudo.
  • Presenta tics, obsesiones o trastornos físicos sin una causa médica, como dolores de cabeza, problemas dermatológicos y/o vómitos.
  • Sientas que no puedes manejar la situación y tienes la sensación de estar al límite, sin saber qué hacer.
  • Creas que pueda estar sufriendo acoso escolar.

En muchas ocasiones la intervención del psicólogo se dirige a orientar a los padres que haciendo cambios en las pautas de educación y sentirse más seguros a la hora de actuar, obtienen una respuesta favorable en el niño.

A veces puede ser conveniente pedir ayuda si sabemos que el niño tiene que enfrentar un cambio importante que lo puede desestabilizar, como es el caso de un divorcio, la muerte de una persona allegada o un cambio de ciudad.

Autor: Ismael Limones