LA TERAPIA COMO ENCUENTRO PERSONAL

Terapia de adultos

Las frecuentes demandas de una sociedad en continuo crecimiento dan lugar a que, en muchas ocasiones, aparezcan sentimientos de agotamiento, desgana, impotencia y una contunua insatisfacción ante la realidad diaria que uno vive.

Enfermedades como la depresión y la ansiedad van calando en el día a día de las personas y, aunque no tengan que aparecer como diagnóstico, si empiezan a hacerse presentes en forma de sintomas o sentimientos diversos que hacen que las personas no nos encontremos en consonancia con aquello que necesitamos o desariamos vivir y sentir. 

Es en estos momentos cuando establecer un paréntesis (un «parón») y el poder tomar conciencia de aquello que está dirigiendo mi vida se torna en una necesidad apremiante. A través de la terapia, se crea un espacio en el cual se hace posible poder digerir y gestionar todas aquellas situaciones que, a lo largo de la vida, han ido surgiendo y se han ido tragando u obviando sin más. El manejo y expresión de estas emociones en un entorno terapéutico donde la persona es lo primero y la relación se convierte en algo sincero y humano se definen como lon priotirario para que la persona encuentre el camino por el cual quiere seguir.

“La humanidad, la sinceridad y la intimidad se convierten en los pilares de la terapia que junto al respeto, el cariño y la profesionalidad diseñan el encuentro personal que se pretende construir en las sesiones”

¿En qué consisten y como transcurren las sesiones de terapia?

Preocupaciones como el no saber por dónde empezar, los miedos o reticencias a ser juzgado o no comprendido y pensamientos como “yo no estoy loco para esto” son resistencias que las personas que acuden a la consulta expresan en los primeros momentos y que, sin embargo, corresponden a sentimientos naturales que pueden dificultar el comenzar a cuidarse y luchar por uno mismo. El poder aceptar estas resistencias, permitirlas y atravesarlas como si de una cortina de humo se tratase, hace posible experimentar la satisfacción de encontrarse ante un ejemplo de relación verdadera y sincera (la relación terapeuta-paciente).

“Obviar los síntomas y lo doloroso no hace más que postergar un daño e insatisfacción que aleja a las personas de sus verdaderas potencialidades, de aquello a lo que quieren llegar”

En las sesiones de terapia, el psicólogo se convierte en un acompañante, en un compañero de camino, que va devolviendo la realidad y las barreras (o mecanismos de defensa) que la persona se impone a sus necesidades y a su propio crecimiento.

El conocimiento sobre la dinámica de la persona, el profundizar en las emociones y el desarrollo de una toma de conciencia presente permiten ahondar en las dificultades o emociones que desagradan la existencia. Para ello, la herramienta más poderosa que se posee es el “darse cuenta” (“awareness”) o toma de conciencia, herramienta muy valorada desde las corrientes de carácter más humanista (y sobre todo desde la Terapia Gestalt).

“Mientras (la persona) más se dé cuenta de sí mismo, más aprenderá de lo que es él mismo” (Fritz Perls, en El enfoque gestáltico: Testimonios de terapia)

Es esta toma de conciencia la que constituye un paso vital y necesario para poder construir el camino personal que se quiere seguir y para el que se promueven las potencialidades de cada persona.

La terapia en Ismael Limones Psicólogo-Psicoterapeuta Córdoba finaliza cuando la persona así lo decide: al encontrar un equilibrio, un enraizamiento y conexión con uno mismo y un crecimiento personal que le satisface en su vida diaria.