La desconocida situación de confinamiento a la que nos estamos viendo obligados no pasará sin pena ni gloria por un porcentaje elevadísimo de la sociedad mundial.
A nuestra Clínica de Psicología Ismael Limones, no cesan de llegar consultas y planteamientos de pacientes no solo habituales sino también de muchos nuevos que, fruto de este encierro motivado por la pandemia del COVID-19, necesitan tratar sus emociones y sentimientos con el fin de sobrellevar esta complicada situación.
Lo importante es detectar cual es nuestro problema, nuestro malestar, para una vez identificado, ajustar las terapias y tratamientos terapéuticos a cada persona y cada situación.
Los daños psicológicos que podemos estar padeciendo por culpa del confinamiento.
La situación realmente ha sido tan extraña y desconocida como cambiante, y todo ello en un espacio de tiempo relativamente corto aunque a nosotros nos pueda estar pareciendo casi eterno.
Algunas de las muestras más evidentes de los efectos negativos de esta obligada situación de encierro o confinamiento son:
- Trastornos depresivos.
- Episodios de ansiedad.
- Estrés.
- Dolor por la muerte de un familiar.
- Pánico.
- Obsesión.
- Miedos…
Y es que, ciertamente, a medida que pasan los días y se suceden las prórrogas del estado de alarma, nuestros sentimientos y emociones van sufriendo en mayor o menor medida la falta de libertad, de normalidad y sobre todo de seguridad.
La falta de afecto cercano:
Todo aquello relacionado con la ausencia de nuestros seres queridos en fundamental. Tal vez lo menos problemático aunque para muchas personas es muy significativo, sea el no poder personarnos en casa de nuestros seres queridos, sobre todo los de mayor edad.
Siempre y cuando a pesar de ello sigan con salud y vitalidad, nuestra mente rápidamente busca opciones con las que compensar esa falta de información. De ahí las video-llamadas, los mensajes o el prolongado uso del teléfono en estos días.
El gran problema llega cuando se produce el fallecimiento de un familiar cercano al que no hemos podido atender ni acompañar en esos trágicos momentos. Los pensamientos acerca de su soledad en esos instantes y la falta de una despedida en condiciones son algunas de las causas más extendidas de depresión, ansiedad o insomnio.
El Teletrabajo:
Lo que se presentaba como una gran alternativa para poder seguir dando servicio en nuestro puesto de trabajo ha supuesto para muchos el mayor foco de estrés y ansiedad de este confinamiento.
Las horas de trabajo se han triplicado; los problemas técnicos no han sido pocos y la responsabilidad de querer estar a la altura de las circunstancias a pesar de las dificultades nos están llevando a situaciones de enorme frustración por una sensación de desatención familiar incluso a pesar de estar compartiendo espacio con ellos las 24 horas.
El miedo a lo desconocido:
No sabemos cómo se cura este virus, ni si estamos obrando bien o mal según lo que tocamos o cómo procedemos. Hemos llegado a observar con lupa lo que hacían las personas de nuestro alrededor catalogando cada movimiento de los mismos incluso como temerario o inconsciente.
La inseguridad de no saber si nos hemos podido contagiar, si portamos la enfermedad sin saberlo y que podamos ser foco de contagio, son situaciones que generan angustia y miedo generalizado a cada cosa que tocamos, a salir de casa, a ir retomando hábitos de la vida cotidiana, a retornar a nuestro puesto de trabajo, o a subir a un medio público de transporte por ejemplo.
Desde nuestra Clínica de Psicología Ismael Limones, hemos utilizado constantemente en estos momentos de confinamiento nuestro servicio de sesiones online para dar respuesta a las preocupaciones de cuantos han confiado en nosotros para ayudarles en estos complicados momentos.
Pondremos toda nuestra experiencia y profesionalidad en el caso de cada paciente con el fin de ir contribuyendo a la superación de todas las problemáticas emocionales motivadas por este virus al que venceremos, sin duda, más pronto que tarde.