conoces los mecanismos de defensa que más utilizamos

¿Conoces los mecanismos de defensa que más utilizamos?

Los seres humanos utilizamos los denominados mecanismos de defensa como un sistema o modo de evitar aquello que nos hace daño.

Estos mecanismos se ponen en funcionamiento cuando nos encontramos en una situación de angustia o ansiedad, ya sea debido a haber vivido una situación estresante o simplemente porque psicológicamente lo sentimos así.

No todas las personas utilizarán los mismos mecanismos de defensa ni reaccionarán de la misma forma frente a distintas situaciones. Aquí os indicamos algunos de los mecanismos de defensa que más utilizamos.

1. La negación.

Aquello que no existe o no ha ocurrido no puede causarnos daño o ansiedad. El negar un hecho o una situación es uno de los mecanismos de defensa más habituales. Es duro enfrentarse a algo doloroso, por ejemplo, saber que nuestra pareja nos puede estar engañando o no querer ver los síntomas de alguna enfermedad o trastorno en nuestros hijos. Uno de los aspectos más habituales de la negación es el “si no hablo sobre ellos o no lo menciono no existe”.

2. Crear una situación irreal o idealizada.

Ante una situación negativa, como puede ser la ruptura con la pareja, un mecanismo de protección suele ser idealizar la situación, quedarnos con todo lo bueno, alegre y positivo y no pensar en las razones o causas que hicieron que la relación fracasase. Esto último supondría afrontar errores por nuestra parte o reconocer comportamientos o actuaciones que quizá debamos reflexionar sobre ellas. Para evitarlo, simplemente nos centramos en que “todo fue perfecto mientras duró”. Otra situación similar incluida dentro de este mecanismo o forma de protección está el hablar mucho de un tema que nos preocupe, incluso tergiversando en cierta forma los hechos y creando una nueva realidad, hasta el punto de que acabamos creyendo que todo ha ocurrido conforme a la situación nueva que hemos creado, de forma que nos ayuda a sufrir menos.

3. Reprimir lo que nos causa daño.

Con la represión lo que hacemos es olvidar, y en cierto modo, algunas veces realmente conseguimos olvidar lo que nos hace daño. Sin embargo, ese olvido puede hacer que no nos enfrentemos al problema.

4. Proyecto sobre los demás lo que no me gusta de mí.

En ocasiones podemos no estar contentos con nuestro comportamiento, sentirnos avergonzados y arrepentidos por nuestra forma de actuar o de tratar a alguien. Sin embargo, en lugar de afrontar la situación y pedir disculpas o dialogar, proyectamos sobre los demás aquello que no nos gusta de nosotros, echando en cara a las personas más cercanas nuestros propios comportamientos. En ocasiones incluso se puede extrapolar a personas ajenas a nuestro entorno, hablando mal o juzgando comportamientos de otros cuando estamos realmente juzgando nuestro propia forma de actuar.

5. La regresión.

La regresión es retrotraernos a situaciones en las que no sentíamos dolor o no existía la causa. Con este mecanismo podemos llegar a tener conductas infantiles. Un caso muy habitual es cuando nos encontramos enfermos y reclamamos atención y cuidados con comportamientos similares a cuando éramos niños.

6. La racionalización.

Consiste en analizar de forma objetiva y racional una situación. Con la racionalización y ante la lógica no damos cabida a los sentimientos que nos pueden resultar dolorosos. Por ejemplo, ante la muerte de un familiar de edad avanzada se suele racionalizar lo lógico de su fallecimiento, sin embargo, no deja de ser un mecanismo de defensa para no sufrir por su falta.

Los mecanismos de defensa, como su propio nombre indican, son utilizados para protegernos psicológicamente en situaciones estresantes o adversas. Aunque la mayoría de las veces estos mecanismos los usamos de forma inconsciente, el saber reconocerlos nos puede ayudar a solucionar un problema.

Autor: Ismael Limones