El término TDAH, acrónimo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, es un término que ha ido cobrando cada vez más relevancia y notoriedad en los centros escolares, tanto colegios como centros de educación secundaria. Los chicos y chicas con TDAH suelen presentar dificultades en el aprendizaje, que pueden ser más o menos importantes dependiendo del grado. Sin embargo, queremos hacer notar que el TDAH no es un trastorno exclusivo de niños; el porcentaje de adultos diagnosticados es de un 1,4%, aunque se estima que el porcentaje real en la población rondaría el 4,4%. Este desfase se debe posiblemente a que no fueron diagnosticados en edad infantil o adolescencia, cuando la sintomatología afecta especialmente al aprendizaje, quedando los síntomas más enmascarados en la etapa adulta.
En ocasiones algunos términos se utilizan con demasiada ligereza, como en frases del tipo “este niño se mueve mucho; es hiperactivo” o “le hablo y no me escucha; tiene déficit de atención”. Para un correcto diagnóstico de TDAH se requiere de una serie de pruebas y evaluaciones muy concretas que permiten determinar la existencia o no de este problema.
Diagnóstico del TDAH
El TDAH se caracteriza por un patrón persistente de inatención, exceso de actividad e impulsividad. Dentro de TDAH podemos distinguir tres subtipos: TDAH-I, en el que predomina la inatención y desorganización; el hiperactivo-impulsivo; y el combinado (TDAH-C), donde se da tanto la situación de inatención como exceso de actividad e impulsividad. Para un correcto diagnóstico se debe realizar una rigurosa evaluación de los tres parámetros clínicos: inatención, hiperactividad e impulsividad. El diagnóstico positivo en TDAH requiere que se cumplan 6 de los 9 síntomas de desatención, hiperactividad o impulsividad que se evalúan, además de darse en diferentes ambientes, por ejemplo, en la casa y en el entorno escolar.
Tratamiento del TDAH
Los pacientes diagnosticados con TDAH tendrán dificultades para organizar el trabajo y planificarse, mantener la atención, además de dificultades notorias para autorregular su comportamiento por disfunción del control inhibitorio. Por ello es necesario un tratamiento de este trastorno. El tratamiento del TDAH tiene una componente farmacológica y un segundo componente terapéutico y de intervención psicoeducativa, con el fin de que los estudiantes con esta dificultad no estén desfavorecidos en la evolución de su aprendizaje.
Los psicofármacos utilizados en el tratamiento del TDAH tienen como finalidad incrementar los niveles de dopamina y noraderelina para mejorar el funcionamiento de las zonas o áreas cerebrales implicadas en este trastorto (córtex prefrontal). Estos tratamientos requieren de un ajuste fino de la dosis que se irá modificando en función de cada niño, sus características físicas y el efecto que esté dando en cada paciente. También deben evaluarse la aparición de efectos secundarios.
En niños es muy importante la correcta evaluación y diagnóstico del TDAH para iniciar el tratamiento psicológico con terapias cognitivo-conductuales y el apoyo en medicación para el TDAH. Esto será fundamental para que el chico pueda conseguir un correcto desarrollo social y cognitivo y logre alcanzar un aprendizaje significativo durante la etapa escolar.