bullying

¿Qué es el «bullying» y cómo detectarlo?

El bullying es una forma de acoso psicológico entre niños, que abarca la humillación, el maltrato y la agresión física. Generalmente se expresa en forma de violencia verbal o física de un escolar, o de un grupo de escolares, hacia otro.

Aunque los mayores a veces no lo perciben, por creer que es parte de las relaciones entre niños normales, los niños que lo sufren saben bien lo que es este maltrato a los que no son iguales o a los que no pertenecen a un grupo.

Es importante saber distinguir las conductas competitivas del acoso psicológico, porque no detectar a tiempo este tipo de agresión lleva a padecer importante traumas a los niños que lo sufren, y para detectar estos casos lo mejor es consultar con un psicólogo que, charlando con el niño, descubrirá rápidamente si los hechos son graves.

Para detectar el bullying, un psicólogo infantil hará un estudio sobre la frecuencia de las humillaciones, burlas, intimidaciones, maltratos, agresiones físicas, así como otras situaciones en que las víctimas son ignoradas, se las tiene bajo un temor permanente, reciben motes injustificados, ven como rompen sus objetos personales, son obligadas a hacer actos que no quieren, reciben notas amenazadoras y un largo etcétera.

En general, los niños que reciben este tipo de acoso tienen alguna característica física que los hace distintos, son tímidos o más débiles físicamente. Y las agresiones que sufren los llevan aún más a separarse del resto, entrando en un círculo vicioso.

Antes de que la situación sea grave de verdad es conveniente consultar con un psicólogo, para evitar males mayores como el fracaso escolar, la depresión, la ansiedad, la poca autoestima, etc., y para que reconduzca la actitud del niño hacia niveles que le permitan integrarse de nuevo con sus iguales.

La terapia psicológica ha demostrado su eficacia en estos casos, mediante métodos poco agresivos. Así, se trata la ansiedad mediante ejercicios combinados de relajación y respiración, y la falta de sociabilidad mediante la expresión de los sentimientos.

Además, se intenta fortalecer la personalidad del niño, implantando en él ideas que cambian su forma de pensar sobre sí mismo, y que el niño aprende a repetir cuando afronta una situación difícil.

El psicólogo y el niño trabajan en una colaboración amistosa, para alcanzar las metas previamente fijadas, llegar a un equilibrio emocional, eliminar las ideas repetitivas negativas y sustituirlas por otras que lleven a un fortalecimiento permanente de la personalidad.