Poca duda cabe de que la felicidad es en definitiva la meta de todas las personas. Algo en lo que pone el punto de interés la “psicología positiva”. Realmente se puede decir que no es una rama de la psicología, sino un modo de afrontar los estados negativos, traumas y “dolencias del alma” de los pacientes.
Hace poco uno de estos millonarios que encabezan la lista Forbes de las personas con más dinero del mundo decía que no se es feliz por tener más o menos dinero. Cuestión que se repite sin cesar y que a menudo pasamos por alto, pero en la que la psicología positiva pone el énfasis. El millonario decía que si una persona no tiene dinero y es infeliz y al día siguiente le toca la lotería, será una persona infeliz con dinero. Realmente el dinero no da la felicidad, sino que esa felicidad hay que buscarla y encontrarla independientemente de la condición económica o social de cada persona.
A menudo los psicólogos nos hemos empecinado en procurar que una persona sea feliz mediante la eliminación de los elementos que la llevan al terreno negativo. Es lo que ocurre por ejemplo en los casos en los que las personas se han sometido a un fuerte trauma como puede ser la muerte de un familiar o un accidente grave de tráfico. En estos casos la primera inquietud del psicólogo puede ser eliminar los pensamientos que redundan en la mente de la persona de forma que actúa sobre la parte negativa del problema.
La psicología positiva busca un enfoque diferente. En el caso de pacientes ensimismados en pensamientos negativos, depresión y enclaustrados en lo malo de la vida, se trata de potenciar los factores que nos hacen felices: sonreír, el humor, la sabiduría, la familia, las aficiones, la creatividad, la inteligencia emocional.
Sin duda que no es fácil salir de una depresión. Pero haz un experimento sencillo. Sonríe. Tan solo eso, sonríe. ¿Notas cómo recuperas la felicidad? De eso se trata. Al potenciar los aspectos positivos de las emociones se consigue la felicidad de una forma más directa que eliminando las cosas negativas. No se puede decir que haya que seguir una corriente psicológica u otra, pero sí que hay alternativas y herramientas que los psicólogos podemos poner en marcha y ayudar a utilizar a las personas que acuden a nosotros para que abandonen el estado de ánimo oscuro de la depresión y comiencen cada día con una sonrisa en la cara.